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MILES DE PERSONAS DESPIDIERON A LA SOBERANA EN LONDRES Isabel II ya descansa en capilla de San Jorge Fue sepultada en la Cámara Real al lado de su esposo, el príncipe Felipe
21/09/2022 07:50 en INTERNACIONALES

Después de un servicio religioso que cerró diez días de condolencias por su fallecimiento, la reina Isabel II ya descansa en la capilla de San Jorge, donde fue enterrada ayer junto a su marido, el duque de Edimburgo, en una ceremonia privada a la que solo asistieron los miembros más cercanos de la familia real británica.

 

 

Fue la última despedida de Isabel II, que viajó en coche fúnebre desde Londres, antes de recibir el cariño de su gente en las calles de Windsor y de entrar en la capilla de San Jorge.

 

Alrededor de las 15:30 hora local (14:30 GMT), el féretro de la reina entró en la localidad de Windsor, situada al oeste de Londres. Algo más de una hora tardó el coche fúnebre en recorrer los 35 kilómetros que separan el arco de Wellington, lugar del que partió el coche tras el funeral en la Abadía de Westminster, del castillo de Windsor, donde la gente pudo darle una despedida final.

 

 

Último trayecto

 

Con una fuerte escolta y la presencia de miles y miles de personas en las calles, el féretro entró en la que ha sido su residencia más habitual y desde ahí se dirigió a la Capilla de San Jorge, situada a apenas unos metros del castillo, donde se realizó un pequeño servicio, como quedó acordado con la monarca antes de su muerte.

 

Una vez el féretro se colocó en el altar, los miembros de la familia real tomaron su sitio. El primero, el rey Carlos III, ovacionado a su llegada a Windsor y acompañado por sus hermanos e hijos.

 

La ceremonia estuvo dirigida por el deán de Windsor, David Conner, que leyó versos del libro del Apocalipsis, como ocurrió en los funerales de los abuelos de la reina, el rey Jorge V y la reina María, en 1936 y 1953, respectivamente, y en el de su padre, el rey Jorge VI, en 1952.

 

Conner también fue el encargado de uno de los momentos más delicados del oficio, cuando tuvo que despojar a la reina de sus joyas. El deán quitó de lo alto del féretro la corona imperial, el orbe real y el cetro de oro, que acompañaron a la reina durante la capilla ardiente en Westminster Hall y durante el funeral. Estos, una vez finalizado el oficio, volverán a su emplazamiento habitual en la Torre de Londres.

 

 

Despedida

 

A las 16:49 hora local (15:49 GMT), el féretro fue bajado a la cripta, después de que el rey Carlos III colocara una bandera militar de la reina sobre él y el lord chambelán (el cargo de mayor rango en la residencia de la reina), Andrew Parker, rompiese simbólicamente el bastón de mando.

 

A continuación se entonó el ‘God Save the King’ (Dios Salve al Rey), el nuevo himno nacional que sustituye al ‘God Save the Queen’ (Dios Salve a la Reina).

 

Tras sonar ‘Preludio y Fuga en La Menor’, de Johann Sebastian Bach, el servicio llegó a su fin. El rey se despidió del arzobispo de Canterbury y salió de la capilla, entre los aplausos del público de Windsor y dando por cerrados los actos oficiales por la muerte de su madre.

 

A las 19:30 hora local (18:30 GMT), en una ceremonia íntima de la que el Palacio de Buckingham no desveló detalles, la reina Isabel II fue enterrada en la cámara real, al lado de su marido, el príncipe Felipe, que fue sepultado allí en abril del 2021.

 

Conmovedor

El funeral de Estado por Isabel II en la abadía de Westminster concluyó con la interpretación por el gaitero real del lamento ‘Sleep, dearie, sleep’, después de que la congregación entonara el himno nacional y se guardaran dos minutos de silencio en el Reino Unido.

 

El lamento fue interpretado por Paul Burns, gaitero del Real Regimiento de Escocia, en uno de los momentos más conmovedores del servicio religioso, oficiado por el deán David Hoyle y el arzobispo de Canterbury, Justin Welby.

 

Justo antes, los asistentes al funeral entonaron el himno nacional británico, que desde la muerte de la soberana el 8 de setiembre sustituye el ‘Dios Salve a la Reina’ por ‘Dios Salve al Rey’.

 

Las calles del centro de Londres despertaron bloqueadas ante las medidas de seguridad y la masiva afluencia de gente que quiso dar su último adiós a la reina Isabel II tras su funeral de Estado.

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